Te imagino mirando hacia la playa, siempre, como en una constante. Tus ojos grises cambiantes con la luz vespertina. A veces parecen anegarse, no se sabe bien si de océano o de lágrimas.
Paseas por la playa, tienes la sensación de que tus dedos surcan el viento, como cuando sumerges tus manos en el agua salada. A veces, la playa y tú parecéis una sola.
El jersey se abomba por un fuerte viento repentino, intenso, que presagia tormenta.