viernes, 23 de diciembre de 2011

Y el dolor de los ojos ignorantes

El dolor de las cosas perdidas. El dolor de pensar que ganaste a base de más dolor.

Que los abrazos se transforman y se hacen de agua.
Que los cuerpos a veces parecen estaciones con paradas.

Y los lunares se confunden, porque no siempre tres se hacen en raya.

Porque a veces mis ojos aún siguen perdidos en aquel horizonte naranja donde se cruzaban vías, precisamente cuando yo pensaba que estaban perdidos en otro horizonte azul celeste, con montañas verdes y pureza que al final resultó ser escondite.

Eran cadenas. Cadenas de odio contenido por querer transformarlo en ignorancia.

Pero la ignorancia llega cuando uno quiere conocer, justamente.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Luces/Lumières/Lights

Ella oteaba, entercerraba los ojos por la luz del atardecer anaranjada.

Era marzo, ya llegaba la primavera. Se cruzaban destinos y paradas.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Luz de retrato

- ¿Qué estás haciendo?
- Estoy acariciando tu corazón. Sintiendo tus lunares. Notando tus labios.

Carla se sentía como en casa y la luz invernal pero cálida de esa mañana calaba hasta los huesos. La ventana apenas se había entreabierto y ya había sido más que suficiente.

Y si todo fuera un sueño, Carla lo habría enmarcado igual. Para siempre.

martes, 13 de diciembre de 2011

Bluish bird

Es un pajarito azul escondido tras la ventana. Un ser pequeño que espera el mejor momento para acercar su timidez. Poco a poco, hay riesgo de que se asuste.
Pero el pajarito sueña con colores, con la playa y el mar, con apoyar las patitas en la cálida arena, con volar flanqueado por el viento.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Clementine or just me?




There was a time when I felt like Clementine because it was easier someone else instead of myself. But one day I decided to be me, and nobody else. And I felt that a part of me was gone, that part we all have full of nostalgia, rebellion and denial of reality. Yes, it's true. Sometimes it is better to take refuge in something instead of grabbing life and living it.

De mapas

Antes de seguir con este mapa, diré que los mapas cambian.

A veces los entachonas, a veces se mojan, los pateas por las grandes ciudades, por callejones pequeños. Los doblas y desdoblas. Los estrujas.

Al final, ese mapa que te dieron se convierte en algo tuyo, exclusivamente. No importa que los demás ya no quieran usarlo porque han visto otro mejor o más nuevo. El tuyo sabes que te guía mejor, y sabes que es el único que te gusta para poder encontrar las cosas.

Por eso, esta explicación podría considerarse como un nuevo punto del mapa.

Sigamos por donde queramos, y no nos detengamos.

sábado, 29 de octubre de 2011



No pudimos, rompimos la aguja de tanta velocidad en poco tiempo; nos pasamos de vueltas.

Pero yo espero que como las vespas auténticas siempre quede algo que arrancar, y un color que permanezca.

Sólo te pido que no te olvides del mapa.

martes, 24 de mayo de 2011

¿Perder... o encontrar el rumbo?

Y cuando siento que perdí el rumbo, encuentro tus ojos, maravillosos, tan normales y extraordinarios al mismo tiempo.

''Dicen que cuando alguien te gusta, al mirarle, sus pupilas se dilatan'', dices.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Capítulo II: la carretera

Por fin construído queda el mapa, pero los peligros siempre acechan.

Siempre me han dado miedo los arcenes. Bueno, en realidad, que nuestro coche se saliera y acabara en ellos. ¿Nuestro? El de la persona que caminara (más bien condujera) a mi lado.

Me he dado cuenta de que para que dos compañeros de viaje funcionen ambos tienen que ser copilotos y también conductores. El papel debe intercambiarse, para que uno descanse de vez en cuando y se pueda permitir disfrutar del paisaje, mientras el otro conduce, y el primero le acaricia la mano en cada cambio de marcha. Y viceversa.

Y a mí siempre me ha encantado conducir de noche, con la persona que quiero, y en silencio, con el hilo musical de fondo, bajito, pero en presente continuo.

Todos tenemos derecho a cuidar, y a que nos cuiden.

Hace años me chocqué con alguien que no quiso dejarse cuidar. Y descubrí que era incluso peor que no querer cuidar al resto. Era como si esa persona no me necesitara, como si un día cualquiera desapareciera, y ni siquiera notara mi ausencia.

jueves, 28 de abril de 2011

Capítulo I: te describo el mapa

Que cuando tu mirada me sonríe la habitación se ilumina. Es una relación proporcional, directa y con todas las sumas matemáticas existentes. En positivo.

Hasta ayer parecía absurdo pronunciarlo siquiera, porque parecía demasiado urgente y sobre todo, demasiado excepcional, para poder admitirlo.

Que tengo miedo de que te deslices suavemente y un día sólo quede de ti algún que otro hilo de tu alma al borde de mi cama y no vuelvas más.

Porque yo siempre fui un corazón rojo al borde del ataque de amor, abierto como si estuviera en constante intervención médica y esperando que alguien lo cuidara para siempre.