lunes, 26 de noviembre de 2012

Colores de la mente nublada

Que las comas y los puntos están reglados es verdad, pero que uno, a veces, también quiere ponerlos a su manera, eso también es una gran necesidad que nadie puede derribar.

Estoy entre la casa y la calle; revoloteo por las luces tenues y miro con desconfianza las altas. El camino es indescriptible e incierto, pero hay que seguirlo siempre, porque es la única manera de poder mirar atrás con la capacidad de seguir hacia delante.

Después de esta pequeña verborrea de sentimiento quiero ponerme cómoda, sentarme y que me brillen los ojos. Regodearme en mis pequeños tormentos, en mis grandes ilusiones, en mis actitudes más esenciales, en los brochazos y esbozos que garabatean mi mente.

Y lo consigo con Emil Nolde y su expresionismo de colores chocantes y locos, que me dejan boquiabierta. ¿Se puede gritar con una mayor claridad?

Lo que está claro es que poseía una extraordinaria capacidad psicológica de atención.

Drifting heavy-weather clouds, 1928.

Zwei am Meeresstrand (1903)

Blumengarten, 1908.
Formas abigarradas, tempestades de colores excesivos (para algunos) y primitivismo. Expresionismo del momento, aunque con sus propia personalidad que le separa a veces, durante años, del gran grupo de pintores expresionistas de su época, que también se sintieron hipnotizados por su obra.

Wildly Dancing Children, 1909.


Friend.

Moonlit Night, 1914.

Humaredas, salpicaduras, brochas, pinceladas, ideas y venidas que reflejan París, Berlín y Dresden; la Alemania más estricta, el conservadurismo y el modernismo entremezclados; el rechazo y la aceptación, la soledad y el apego.

A juzgar con los ojos... Es decir: con el corazón. Tal vez encontremos también un poco de tormenta dentro de nosotros.

“Clever people master life; the wise illuminate it and create fresh difficulties.”
 Emil Nolde


Schlepper auf der Elbe, 1910.

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