Estoy entre la casa y la calle; revoloteo por las luces tenues y miro con desconfianza las altas. El camino es indescriptible e incierto, pero hay que seguirlo siempre, porque es la única manera de poder mirar atrás con la capacidad de seguir hacia delante.
Después de esta pequeña verborrea de sentimiento quiero ponerme cómoda, sentarme y que me brillen los ojos. Regodearme en mis pequeños tormentos, en mis grandes ilusiones, en mis actitudes más esenciales, en los brochazos y esbozos que garabatean mi mente.
Y lo consigo con Emil Nolde y su expresionismo de colores chocantes y locos, que me dejan boquiabierta. ¿Se puede gritar con una mayor claridad?
Lo que está claro es que poseía una extraordinaria capacidad psicológica de atención.
Drifting heavy-weather clouds, 1928. |
Zwei am Meeresstrand (1903) |
Blumengarten, 1908. |
Formas abigarradas, tempestades de colores excesivos (para algunos) y primitivismo. Expresionismo del momento, aunque con sus propia personalidad que le separa a veces, durante años, del gran grupo de pintores expresionistas de su época, que también se sintieron hipnotizados por su obra.
Wildly Dancing Children, 1909. |
Friend. |
A juzgar con los ojos... Es decir: con el corazón. Tal vez encontremos también un poco de tormenta dentro de nosotros.
Schlepper auf der Elbe, 1910. |
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